No llego a adivinar de qué fuentes se inspira Paco. No sé si es de Cernuda, Lorca, Alberti o del alma desbordante de Bécquer o Antonio Gala, No sé si sus poemas se alimentan del clásico Góngora o de los poetas japoneses, sutiles como la brisa de primavera. Lo que sí se revela en sus poemas es un observador de la naturaleza, de las vivencias, el amor, las ausencias y las pulsiones del alma humana.
Conquista y atrapa la belleza que le rodea y la transforma en sonidos que son, al mismo tiempo, notas musicales que hacen vibrar nuestros sentidos más profundos.
Recomiendo al lector que se detenga en aquellos poemas que le lleguen más directos al corazón y los lea en voz alta, rodeado de silencio o, como mucho, con la sinfonía lejana de la naturaleza, los violines de las hojas movidas por el viento, las flautas de los pájaros buscando sus nidos o unas tenues notas de piano de Chopin. Sin olvidar que la poesía es un espacio de libertad que tenemos el derecho a disfrutar y la obligación de proteger.
NOTA AL LECTOR
Estimado lector o lectora, estas letras son imprescindibles para entender el “alma” de este poemario, en el que se pretende convivan en armonía, la prosa poética, la poesía clásica española y la “sobria” (para los occidentales), poesía japonesa, pero siempre llena de sutileza y belleza, y al mismo tiempo de profundidad, y que, además en su versión corta de tres versos, es la voz (en off), que sirve como hilo conductor de este poemario.
Por todo ello, en busca de esa armonía y, para no contribuir a crear fisuras, se ha creído oportuno no etiquetar los poemas.
Encontrarás en este poemario, subsidiarias de trasladar a tu escenario vital, emociones y sentimientos, muchas veces fuertemente ligados metafóricamente a la naturaleza, (una constante en la poesía del autor), siempre con buenas dosis de la nostalgia que envuelve el paso del tiempo, su trascendencia y la belleza de la vida en las distintas etapas del ser humano, intentando plasmar, lo positivo de todas las experiencias vitales, independiente de su desenlace.
Y, por último, no por ello, menos importante, podrás encontrar “un sentimiento hondo de belleza”, en esta ocasión “no por medio del lenguaje”, en las ilustraciones de las delicadas acuarelas de Antonio Bustamante Ramírez, sin las cuales este poemario, quedaría huérfano.
Espero disfrutes leyendo, de estos “instantes de vida”, que alberga siempre la poesía, como lo he hecho yo escribiéndolos.
F. Medina