SINOPSIS

Cuando Sylvia Beach, una joven americana amante de los libros, abre Shakespeare and Company en una tranquila calle en el París de 1919, no tiene ni idea de que cambiará el curso de la literatura.

Shakespeare and Company es mucho más que una librería. Hemingway y muchos de los escritores de la Generación Perdida la consideran su segunda casa. Allí también se forjan algunas de las amistades literarias más importantes del siglo XX, como la de James Joyce con la misma Sylvia.

Cuando la controvertida novela de Joyce, Ulysses, es prohibida, Beach decide publicarla bajo la protección de Shakespeare and Company. Pero el éxito y la fama que conllevan publicar la novela más controvertida e influyente del siglo tiene unos costes muy altos: la rivalidad de otros editores que quieren a Joyce para ellos.

Sus relaciones más queridas son puestas a prueba mientras París cae en la Gran Depresión. Ante una gran crisis personal y financiera, Sylvia debe decidir qué significa para ella Shakespeare and Company. Con La librera de París Kerri Maher ha logrado construir un fresco inigualable de una librería, una ciudad y una época esenciales para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos.


La librera de París, reconstruye la peripecia vital de Sylvia Beach (1887-1962), a caballo entre la historia de amor, la épica de construcción de una librería mítica a contracorriente y finalmente la desintegración de toda esa energía vital. Con secundarios de lujo como Hemingway, Joyce, Scott Fitzgerald, Gertrude Stein... y su pareja, la también librera Adrienne Monnier.

Eran mucho más que librerías. “Podríamos decir que hacían de conserjes o de punto de información de todos aquellos letraheridos que llegaban a París. Sylvia permitía a sus clientes que usaran la dirección de la librería como apartado de correos donde recibir cartas y paquetes. Les encontraba apartamento, les hacía de guía, les ponía en contacto con los clientes de la librería de Adrienne, es decir, intelectuales franceses. Fue epicentro también de aquellos que llegaban huyendo de la Unión Soviética”.

La historia de ese establecimiento “es la de los años 20 y 30, de toda la increíble energía, el entusiasmo y el optimismo que hubo tras la primera guerra mundial, creían que iban a renovar la literatura y a rehacer el mundo a partir de los escombros y las cenizas de la guerra. El Ulises de Joyce fue prohibido por las fuerzas conservadoras que dominaban Estados Unidos e Inglaterra y, en ese momento, París grita: ‘¡Aquí somos libres, lo editaremos nosotros!’. Eso es muy emocionante, así se sentían los parisinos en los años 20”. También se ocupa de la edición pirata de la obra que publicó Samuel Roth en EE.UU.: “Hablé con su nieta, me dijo que él nunca tuvo una conciencia de estar haciendo nada ilegal sino difundiendo una obra que no podía publicarse legalmente, Aunque sacó de sus casillas a Beach y Joyce, que dejaron de ingresar mucho dinero, hay que reconocerle el mérito de haber convertido una obra difícil, experimental, rabiosamente moderna, en un producto de masas”.

La obra se ocupa de la pelea entre Beach y Gertrude Stein cuando esta se entera de que van a publicar el Ulises de Joyce y, escandalizada, acude en persona a la librería, para devolver su carnet de clienta. “Stein volvió al cabo de un tiempo, y retomaron su amistad donde la habían dejado”, matiza Maher.

Si bien en los años 20 “los cabarets y bares gay eran los lugares más a la moda en la noche de Nueva York, Chicago, Berlín o París, técnicamente solo eran legales en Francia porque habían despenalizado las relaciones entre personas del mismo sexo. París era el lugar más liberal del mundo”.

Extractado de La Vanguardia.